domingo, 22 de noviembre de 2009

Hong Kong Fui


A las once de la mañana entraba por la puerta del edificio. Como de costumbre, ahí estaba el portero, escoba en mano y esgrimiendo una amplia sonrisa de dos hileras de dientes blancos y resplandecientes… junto a alguna gota de baba que empezaba a formarse en la comisura de los labios…

De repente se agacha y desaparece detrás del mostrador. Por un momento pensé que cuando volviera a asomar, lo haría con antifaz, cinturón negro, y luchacos en la mano. Pero no, aquel día tampoco fui testigo de su transformación …
Cuando vuelve a aparecer, lo hace con el aspecto de siempre, bata azul, vaqueros y gafitas redondas. Me tiende una caja de cartón, bien embalada, pero no lo suficiente para que no despida ese aroma dulzón y penetrante de maría bien cosechada.

_ Anoche pasó tu amigo Ramón por aquí y me dejó esto para ti. Es un chico muy amable.

Ramón era un poeta-pintor-escultor; artista medio autista, que vivía en una casa terrera con aluminosis en los alrededores de Castelldefels. Sus padres (gente bien de clase alta), hacía ya mucho tiempo que lo habían dado por perdido, y limpiaban su conciencia llevándole de vez en cuando bolsas con comida y ropa comprada en el corte ingles, (casi siempre camisas hawaianas ,calzoncillos y calcetines de papel, de esos de usar y tirar).

Su medio de transporte era la bicicleta. Y cuando bajaba a Barcelona, se quedaba un par de noches en la ciudad, de recital de poesía a exposiciones de arte... Nunca conseguí saber donde dormía. Seguramente en la calle.

Ramón parecía un santo. Era de piel blanquecina, rasgos finos. Pelo castaño de bucles anchos y desordenados, una gran barba, y los ojos azules más transparentes que he visto en mi vida. Parecía Jesucristo recién bajado de la cruz. Delgado y delicado como su alma. Hablaba poco, sólo lo necesario. Lo realmente importante lo escribía en papel. En cualquier papel que tuvirera a mano. Un aura mística acompañaba cada uno de sus lentos y pesados movimientos.
Siempre me traía cajas llenas de sorpresas. Encontraba poesías dedicadas, dibujos, bolsitas con maría, canicas de mil colores, pequeñas figuras esculpidas en barro… y siempre una misma dedicatoria: “gracias por la inspiración”

Incluso en más de una ocasión, había dejado en la portería, grandes cuadros, envueltos en papel periódico. Cuando me fui de casa, tenía por lo menos 6 de sus abstractos colgando en las paredes.

Ramón no quería sexo. Las dos únicas veces que entró conmigo en la habitación, tan sólo cerraba los ojos, y en un estado de éxtasis y con suma delicadeza acariciaba mi cuerpo con la yema de sus dedos. Mis brazos, mis pechos, mi vientre…. Con caricias dulces y lánguidas… entrelazábamos nuestros brazos, cerrábamos los ojos y nos concentrábamos en las sensaciones. A él sólo le bastaba el tacto de una mujer para sentirse completo, y recuperar su musa…. Y yo, sin quererlo, me convertí en ella

Tina bajo mi asombro, lo aceptó como uno más de la “familia”. Y cuando aparecía por allí, lo invitaba a pasar, se sentaba en el gran salón con nosotras, tomábamos café y nos fumábamos un porro en silencio. Mientras él se dedicaba a mirarme lejano, desde de su burbuja.
No me extrañó
que Honk Kong Fui le cogiera afecto y se prestara amablemente a cuidar de todas las cosas que traía para mí.

Así que cogí la caja y…

_ Gracias, sí, parece que habéis hecho buenas migas. Bueno voy para arriba que ya es hora de abrir.

_ Venga guapa, cualquier cosas que necesitéis, no tenéis más que decirlo.
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No había empezado aún a desembalar el paquete, cuando se abre la puerta y entra como un torrente…

_ Voy a matar a ese hijo de puta!! Te juro que en cuanto lo pille se va a cagar!!!

Tina era una chica de barrio, acostumbrada a sobrevivir. Venía de un conocido barrio del extrarradio de la ciudad. Tuvo que superar muchas dificultades con su familia. Y era la única de todas nosotras que tenía una larga carrera.

Había trabajado en clubs, había hecho plazas en gran parte de la geografía española. Era bipolar y exagerada hasta la médula. Normalmente iba siempre como una moto, gracias a la gran cantidad de anfetaminas que consumía a lo largo del día. Según ella, aquellas cajas de tabletas que recibía una vez al mes a domicilio, sin un claro remitente, no eran más que extractos vegetales para ayudarla a controlar la ansiedad de comer.

Pero lo cierto es, que en todo el tiempo que estuvimos juntas, jamás vi que adelgazara un kilo, y sin embargo su carácter se tornaba más inestable y obsesivo por momentos.
Tina era la dueña del piso. Sunay, y yo la conocimos en el primer centro de masajes donde empecé a trabajar. Y nos propuso la idea de montar algo juntas. O en su defecto ella se haría cargo de todo, ofreciéndonos un porcentaje que superaba al 50% habitual. Un intercambio de favores.

Sabía que yo arrastraba mucha clientela y por eso tampoco ponía objeción cada vez que me iba a alguna salida (yo a diferencia de ella y sunay, trabajaba en agencias de scorts, las cuales me proporcionaban contactos de alto nivel casi a diario), así que para mí aquel piso era como mi base de operaciones.

Ahora, exaltada, iba de un lado a otro de la sala, gesticulando y maldiciendo como una loca. Sus tetas saltaban duras y altivas dentro de la camiseta. Era curioso ver a una chica tan pequeña y tan concentrada en curvas. Tenía unas tetas tan asombrosamente grandes y bien puestas que era casi imposible no caer en una especie de hipnosis cuando las tenías cerca…

_ Tranquilízate Tina ¿Qué ha pasado?

_Más bien lo que no pasa… Los teléfonos suenan verdad?

_Si, ha habido unas veinte llamadas ya…

_ Entonces como es posible que no venga ni Cristo!!! Que llevamos dos meses aquí joder! Y cada vez vienen menos tíos… Y sabes por qué no vienen? Mejor dicho, ¿sabes por qué no llegan a subir? Porque el puto Hong Kong Fui de los cojones se dedica a mandar a los clientes a una sauna de aquí al lado.

Que aquí no hay putas dice, que las chicas que trabajan aquí son masajistas muy profesionales y honradas.

Joder Eva, que deberíamos pasar por ese puti a cobrar comisiones. Que las cabronas se estarán forrando a nuestra costa.

y esa cara tan larga?

_ Me quedo una semana a dormir aquí, si no te importa. Le he dicho que necesito pensar.

_Si no me importa? Ya era hora nena… esta es tu casa, ya lo sabes.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Una semana

_ Mira, si algo no eres es gilipollas, así que no insultes mi inteligencia haciendo ver que no ves nada. Sabes que hace tiempo que no estoy bien. Necesito pensar, y la única manera es irme de casa.Sólo una semana, sólo te pido eso.

_ Y tu madre, tu hermano?

_ Nadie tiene porque enterarse de nada. Sólo son unos días

_ Y dónde vas a quedarte?

_ Me quedaré a dormir en el centro.

Era evidente que esa era la peor respuesta que podría darle. Allí estaría a merced de Sunay, la mora mierda según él, y la que era un auténtico peligro para nuestra estabilidad, eso no lo decía pero lo pensaba. Y vamos si lo era. Pasábamos más de diez horas al día juntas y era la única quien estaba al tanto de mi vida. La que se sorprendia de mi extremada responsabilidad; mi única vía de escape… ella y el trabajo. El refugio de mi mierda de vida personal.

Además dónde coño iba a ir si no?

No quería siquiera barajar la idea de irme a casa de mi madre, o de mi padre… eso hubiera significado la caída del castillo de arena y mentiras que había construído durante algo más de un año.

Como cojones iban a creerse que cuidaba a una señora mayor? La distancia ayuda a no levantar sospechas y aún así, no es una barrera infranqueable. Esconder una doble vida, viviendo bajo el mismo techo, era prácticamente imposible.

Además, me apetecía estar a solas conmigo. Lo que menos necesitaba era escuchar en boca de mi madre, lo tremendamente estúpida que había sido embarcándome en esa relación. Ya tenía demasiada presión.

Mecagoenlaputa, al final acabé por hacerme cargo de un tío 22 años mayor, vivido, y asqueado de vivir.
Pero esto no iba al revés? No se supone que las niñas van con puretas por dinero? joder no, yo no, en eso también era gilipollas.

Cada vez pesaba más, era un peso insoportable. Me avergonzaba la situación. Y lo peor es que ni si siquiera podía permitirme pensar en echarlo de casa sin sentirme un monstruo. Joder, que una tiene corazón; sin dinero, sin trabajo, sin familia, cómo iba a dejarlo tirado en la calle?
Además si no fuera por el gasto que el hijoputa hacía en teléfono durante las horas que yo pasaba fuera de casa (pagaba facturas de más de 600 euros) y porque ya lo veía como un padre más que como un amante, digamos que podría haber sido la pareja ideal.

Pegado al culo todo el día, lavaba, planchaba, limpiaba, preparaba la comida, compraba…. Me acompañaba al trabajo, iba a buscarme…

Follar no. Como buen estereotipo invertido, eso hacía mucho que ya era tabú. Al principio por culpa de esa depresión de caballo y después cuestión de actitud. Ya no me provocaba el más mínimo deseo.
Esperé tanto tiempo, me hice tantas pajas (pensando en él , que ya era difícil, pues tenía que exprimir al máximo la imaginación) que cuando quiso retomar el asunto fue demasiado tarde. Sus besos me producían un rechazo que jamás había experimentado. Era algo nuevo, sentía pena lástima y cariño. Y yo me sentía fatal por experimentar esas sensaciones. Quizás dejé de respetarle.

O quizás fue culpa de sus salchichas con tomate. Esas que preparaba algunas noches (con mucho amor) para cenar. Se me antojaban como pollas. Pollas pequeñas y tiesas flotando en salsa de tomate y pimientos. Un poco de vista por favor!!! Que me paso el jodido día entre ellas!!

Puede que también se debiera a su inocencia fingida, o no, cuando me preguntaba si habíamos hecho empanadillas para comer, porque al tender mis pantalones se había encontrado en los bolsillos plastiquitos como esos que separan las obleas… Empanadillas?
_ Ahhh si, a veces a sunay le da por cocinar, el otro día hizo empanadillas.. que por cierto le quedaron buenísimas.. ( que putilla yo)

Empanadillas… Empanadas acabamos aquella tarde que nuestro amigo Rafael, nos envió un taxi a la puerta con una caja de cerillas, a portes debidos claro, pues él estaba en algo más interesante, seguramente con el culo untado en vaselina, mientras se lo follaba algún niñato come-bolsas, que además del culo, le partiría el corazón días después.
Ya pasaría a cobrarlo otro día, decía

El caso es que dejó de deslumbrarme, cuando le ví tal como era; un cobarde inmaduro.

Así que a la mañana siguiente, que como no, fue la única mañana nublada de aquella soleada semana de primavera, le eché valor, y con semblante triste y emocionalmente tocada, me hice una pequeña bolsa, no necesitaba mucho (tenía ropa y otros efectos personales en el centro), me despedí de los niños (Lalo, un perro gordo y salido como yo, pero muy entrañable, y Tara, una distinguida gata callejera ), le dí un beso a él, intentando no recrearme en sus melodramáticos ojos azules, en su aspecto débil, quebradizo y desamparado, y me largué

Mientras me alejaba de casa en taxi me obligué a respirar hinchando los pulmones de aire todo lo que podía

Las nubes parecieron abrirse y en mi cabeza una palabra de ocho letras parpadeando y ocupando mi pensamiento:,

LIBERTAD!!!

Y vi cadenas de grilletes romperse, una manada de ñus corriendo desbocados en mitad de la sabana…

Y sentí el vértigo de una caída libre, y ví pájaros volando ( no las palomas piojosas y guarras que tenemos por aquí) águilas reales sobrevolando una ladera.

Y aún con la angustia retorciendo mis tripas y con el peso de un abandono sobre mis hombros, me froté las manos y esbocé una sonrisa .
Que coño!